Dianthus knappii - Clavel

El Dianthus knappii, el Clavel de Knapp, es una especie botánica originaria de los Balcanes, rara en cultivo. Se distingue por  sus flores amarillas pálidas con reverso rojizo, un color inusual en los claveles, pero también por su longevidad. Verdaderamente vivaz, producirá año tras año pequeños ramos de flores de un amarillo claro y suave que emergen sobre un grupo de follaje persistente verde oscuro. Perfectamente rústico, combina solidez, frugalidad y delicadeza. Una planta de colección para instalar en la rocalla y en los muros, a pleno sol y en un suelo muy drenado.

El Clavel de Knapp pertenece a la familia de las cariofiláceas. Es endémico de una zona fronteriza entre Bosnia-Herzegovina y Montenegro, ubicada en los Alpes Dináricos o Dinarides. El hábitat de este clavel está compuesto por zonas cálidas y secas en los bordes de bosques, en los claros, pero también en praderas secas, en suelos rocosos poco profundos y frecuentemente calcáreos. Su crecimiento es bastante rápido, su tamaño adulto no superará los  30 cm de altura en floración con un diámetro de 30 cm. Esta planta forma un pequeño grupo abierto con porte laxo, poco denso. Sus hojas lineales y lanceoladas, persistentes y coriáceas, de 1,5 cm de largo y 2 a 4 mm de ancho, son de un verde oscuro. La floración tiene lugar en mayo y junio, a veces en julio dependiendo del clima y puede repetirse en otoño en clima mediterráneo. La planta entonces produce tallos delgados que llevan en su extremo 3 a 4 pequeñas flores simples, de 1,5 cm de ancho, compuestas por 5 pétalos dentados de color amarillo azufre con reverso lavado de rojo.

El Dianthus knappii es una planta de taludes y rocallas que no solemos ver en los jardines. Sus puntos fuertes son su floración amarilla suave, un color único en el mundo de los claveles, pero también una excelente adaptación a las rocallas secas. Se adoptará especialmente en jardines secos o alpinos, en un talud pobre, y en todas partes donde la tierra sea escasa. Acompañará a los Sedum así como a otros cojines floridos como la Artemisa blanca, el Arabis del Cáucaso, los Phlox subulata, el Delosperma cooperi o el Geranio de sangre (Geranio sanguineum). Esta planta forma un bonito adorno  entre las piedras de un muro o de un pavimento.