Eryngium ebracteatum var. poterioides - Cardo de monte

El Eryngium ebracteatum var. poterioides es un Eringio silvestre que rara vez se encuentra en jardines o viveros. Esta especie botánica vivaz y persistente es una planta muy resistente a pesar de sus orígenes sudamericanos. Es interesante por su capacidad para crecer en suelos pobres y secos, y por su larga floración de verano a otoño. Sus pequeñas inflorescencias cónicas y alargadas de un color rojo marrón, similares a las de las Sanguisorba, se producen en abundancia en altos tallos ramificados que emergen de rosetas de largas hojas de color verde grisáceo. Es espléndido plantado en masa o combinado con otras plantas de pradera salvaje como Rudbeckia, cardos o gramíneas. Sus flores también son muy bonitas en ramos campestres, frescos o secos.

El Eryngium ebracteatum var. poterioides, conocido como 'Acebo de mar con flores de Pimpinela' en inglés, causó sensación en Plantarium en 2016. Sin embargo, este eringio no es un nuevo híbrido ni una obtención hortícola, sino una planta vivaz silvestre de la familia de las Apiaceae originaria de las costas atlánticas de Argentina y Paraguay. Su hábitat natural son las sabanas. Se trata de una planta herbácea vivaz con una raíz primaria, cuya vegetación persiste todo el año, incluso en invierno. En su madurez, este Eryngium alcanza una altura de aproximadamente 1.20 m a 1.40 m en floración con un diámetro de 50 cm, dependiendo de las condiciones de cultivo.

Las hojas se agrupan en rosetas basales, compuestas por hojas lineales lanceoladas, de 12 a 50 cm de largo y 0,5 a 3 cm de ancho. Son enteras, ligeramente espinosas, envainadas en la base. Su color es un verde algo grisáceo.

La floración se renueva de julio a septiembre-octubre. Altos tallos ramificados emergen de las rosetas. Cada ramificación lleva en su extremo una inflorescencia cilíndrica que mide de 1 a 2 cm de largo y 2 a 4 mm de ancho. Cada una está compuesta por diminutas flores de color rojo oscuro a marrón rodeadas de brácteas más plateadas.

Este Eringio aprecia el sol y los suelos pobres, arenosos y pedregosos, bien drenados, acercándose lo más posible a su biotopo natural. Por lo tanto, será ideal en un jardín junto al mar o en un gran macizo sobre gravilla. Planta muy decorativa por su hermosa estatura y su larga floración, este Eringio será el compañero perfecto de plantas de suelos pobres como las Gramíneas (Stipa, Panicum, Pennisetum, Muhlenbergia), Artemisa blanca, Rudbeckia, Euforbias de suelos secos, Lavandas, en un ambiente muy natural o contemporáneo. Este Eringio de flores marrón-rojizas es una de las mejores plantas para la elaboración de magníficos ramos secos. Basta con cortar los tallos antes de que las flores estén completamente abiertas y secarlos boca abajo.

Comestibles, las raíces de este Eringio marítimo, después de hervirlas y asarlas, tienen un sabor que recuerda al de la castaña. En el Reino Unido solían hacer dulces con ellas.