Eryngium planum - Cardo plano

El Eryngium planum es un Eringio azul pintoresco, que no carece ni de encanto ni de espinas. Esta especie vivaz ofrece en verano, en tallos florales ramificados de un azul acero, numerosas flores que evocan pequeños pompones azul cielo. Es una planta gráfica y muy decorativa, que sabrá ser apreciada en lugares un poco salvajes del jardín o en una rocalla. Su color azul acero será tanto más intenso si se instala a pleno sol, en un suelo pobre, pedregoso y bastante seco. Sus flores también son muy bellas en ramos frescos o secos.

El Eryngium planum (sinónimo Eryngium armatum), también conocido como cardo azul, es una planta de la familia de las Apiáceas, al igual que el apio y la zanahoria. Se trata de una planta herbácea vivaz por su raíz originaria de las montañas del centro de Europa. En la naturaleza, se encuentra en lugares secos y soleados, en tierra pedregosa o arenosa muy bien drenada.

Planta de porte erguido y tupido, el eringio azul alcanza rápidamente unos 80 cm de altura por 50 cm de envergadura. Su cepa desarrolla una roseta de hojas basales pecioladas, ovoides con base en forma de corazón, gruesas, dentadas, de color verde oscuro, brillantes, persistentes en invierno. Altos tallos de color azul-gris oscuro, ramificados, adornados con algunas pequeñas hojas espinosas y sin pecíolos, se elevan desde las rosetas basales. La floración tiene lugar en junio-julio, en el extremo de estas ramificaciones. Se presenta en forma de inflorescencias ovoides de 2 cm de diámetro, compuestas por una multitud de diminutas flores azul cielo, rodeadas en la base de finas brácteas dentadas del mismo azul, con reflejos metálicos. Esta floración atrae a numerosos insectos polinizadores. El Eryngium planum se resiembra fácilmente por sí mismo en suelos ligeros y bien drenados.

De hecho, el Eringio azul silvestre no vive mucho tiempo (sobre todo en suelos fértiles y frescos), pero se resiembra fácilmente donde le gusta. Es simplemente magnífico acompañado de Lychnis coronaria, gramíneas (Stipa, Carex comans, Muhlenbergia), nepetas y salvia arbustiva, pero también se combina muy bien con rosales, malvas, nigelas y cosmos o con grandes verbascos en jardines secos. Una planta para admirar en un macizo campestre, por la fascinación que ejerce su color y su grafismo un tanto futuristas.