Euphorbia glauca - Lechetrezna

La Euphorbia glauca es una especie endémica de las costas de Nueva Zelanda, ideal en los jardines a orillas del mar o en suelos drenantes de una rocalla. Se trata de una planta vivácea cultivada por su valor ornamental debido al tono azul grisáceo intenso de su follaje persistente que contrasta maravillosamente con sus tallos rojos y su floración invernal en cimas terminales con brácteas rojo profundo y púrpura. Esta planta forma un manojo de tallos rastreros y luego erectos de hasta 1 m de altura que cubren eficazmente terrenos difíciles y forman bordillos azulados y densos. Es fácil de cultivar a pleno sol o a media sombra en un suelo bien drenado, incluso seco, pero prospera mejor en condiciones más frescas. 

La Euphorbia glauca pertenece a la inmensa familia de las euforbiáceas. Es la única especie representativa del género que es endémica de Nueva Zelanda. En su medio de origen, crece a lo largo de las costas en acantilados, dunas, taludes y orillas en suelos pedregosos a arenosos. Es una planta que resiste bien la sequía pero prefiere un suelo no muy seco, muy drenante.

La Euphorbia glauca es una planta vivaz rizomatosa que se desarrolla a partir de un tocón rastrero, emite numerosos estolones que le permiten colonizar el suelo. Sus tallos tienden a alargarse y despojarse en la base, así que recórtelos cada año después de la floración para mantener un porte compacto. Alcanza aproximadamente 1 m en todos los sentidos. La planta presenta un porte ancho y extendido con numerosos tallos erectos, vivamente coloreados de rojo. Resaltan su follaje persistente estrecho, oblongo, de 12 cm de largo, formando verticilos compactos de un azul grisáceo intenso a veces verde pastel. Las tallos florales aparecen entre octubre y febrero, en umbelas de flores sin pétalos rodeadas de una copa rojo profundo, rodeada de brácteas púrpuras. Los tallos y las hojas contienen un jugo lechoso que es pegajoso y tóxico.

La Euphorbia glauca encontrará su lugar en una rocalla seca y soleada, en un talud salvaje donde no corra el riesgo de sofocar a sus vecinas. De hecho, es una planta que puede volverse invasiva. Se puede asociar con otros formidables cubresuelos como la Achillea crithmifolia, Stachys byzantina Big Ears, la verónica Georgia Blue, la Artemisia canescens. Formará hermosas manchas de color al pie de arbustos, de plantas de follaje oscuro: el saúco Black Lace, el Berberis thunbergii Atropurpurea, la salvia oficinal púrpura, los grandes sedums como Black Jack o Chocolate. Su floración anisada se combina bien con el azul de los romeros rastreros y del lino azul.