Euphorbia mellifera - Lechetrezna de miel

La Euforbia melífera o Euphorbia mellifera es una gran vivácea que se asemeja más a un arbusto. De hecho, puede alcanzar los 2 metros de altura y envergadura a la madurez si encuentra sus condiciones ideales: una exposición soleada, resguardada de los vientos fríos, un suelo más bien humífero, drenado pero no demasiado seco y temperaturas que no desciendan por debajo de -5°C. Sus flores se abren de mayo a junio, ofreciendo una amplia gama de colores: desde el amarillo anaranjado hasta el marrón rojizo. Todo esto acompañado de un potente perfume a miel que perfuma los alrededores del arbusto. Las hojas verdes, cuya vena central es más clara, incluso de color crema, son persistentes.

Las Euforbias son numerosas y diversas en cuanto a sus características. Su punto común en su mayoría: un follaje y una floración siempre muy decorativos. Sus largos tallos erguidos parten desde la base y forman una mata tupida. Estos incluso se ramifican para la Euphorbia mellifera. Están cubiertos de hojas lanceoladas, que terminan por despejar la base de los tallos y se agrupan principalmente alrededor de las inflorescencias. Estas están agrupadas en Cimas de 8 a 10 cm de altura y cubiertas de numerosas pequeñas ciatas (este nombre se atribuye principalmente a las Euforbias). No dudes en observarlas de cerca, son muy sutiles. Las Euforbias son bastante imprescindibles en los macizos: una porte de gran amplitud que aporta volumen, un follaje de larga duración y flores de colores vivos.

La única sombra en el cuadro, estas plantas tienen una característica no despreciable. Su savia está compuesta por un látex irritante y tóxico. No olvides manipularlas siempre con guantes, vigilar a los niños que juegan cerca y advertirles.

La Euphorbia mellifera florecerá más gustosamente en regiones que rara vez temen las heladas. Entonces podrás usarla como arbusto y darle un lugar en el fondo del macizo, en segundo plano. Sin embargo, un lugar aislado le permitirá revelar su silueta gráfica procedente de las Canarias, especialmente en una terraza resguardada o en un patio. Conservará entonces su estilo exótico.