Hosta Elisabeth

Las Hostas son plantas vivaces herbáceas de follaje caduco. Se diferencian por su tamaño, textura y color. Originarias de Asia oriental, inicialmente fueron traídas de Japón y luego de Corea. Pero también se pueden encontrar estas Liliáceas en el norte de China y en el este de Siberia. También son comúnmente conocidas como Funkia o Hermosa debido a su follaje.
Plantas de semisombra por excelencia, son cultivadas por su follaje radical muy decorativo. Las hojas de color verde intenso con bordes muy ondulados de la Hosta Elisabeth son lanceoladas, profundamente nervuradas y miden en promedio 20 cm. La nervadura paralela en talla suave es muy característica de esta familia. Esta variedad se extiende hasta 60 cm de ancho, lo que la convierte en un excelente cubresuelos. De julio a septiembre, una serie de largos tallos que sobresalen ampliamente del denso follaje sostienen un racimo terminal de flores amatista ligeramente colgantes de 2 a 3 cm. A pesar de su parecido con las flores de lirio, son completamente inodoras. Las Hostas aprecian los suelos limosos ricos, incluso pesados y arcillosos siempre que permanezcan ligeramente húmedos. Si se encuentran a gusto, permanecerán años en su lugar sin necesidad de cuidados especiales.

Combínelas con el oro del Geranio vivaz phaeum Margaret Wilson, con el Ajo de oso, con el rosa antiguo de las Digitales mertonensis o incluso con las frondas purpúreas del helecho Athyrium niponicum Pictum. Todos son muy eficaces como repelentes de babosas. Las Lobelia speciosa Russian Princess, las Brunnera macrophylla Mr Morse alquemilas familiares de los bosques serán una excelente compañía. También considere las Coralitos y su formidable paleta de colores, o las delicadas flores de elfo (Epidémiums). Así embellecerá las áreas sombreadas y un poco húmedas del jardín creando un agradable refugio de frescura para el verano. Las Hostas también se sienten bien en macetas que se deben exponer a la media sombra y regar con regularidad.
Información importante: cuanto más claras sean las hojas de las hostas, menos temerán la luz solar. Las hojas oscuras, especialmente las azules, son más sensibles y el calor les hace perder la capa cerosa responsable del color. Unas pocas horas de sol al día, incluso parcial, son más que suficientes para estas plantas de semisombra más que de sombra. De hecho, sin un mínimo de sol, no florecerán. Asumamos que sería privarse de flores magníficas. Así que queda encontrar un armonioso compromiso entre la luz y la oscuridad.