Hosta sieboldiana elegans

La Hosta sieboldiana var. elegans es una variedad de hosta con un foliaje particularmente azulado, casi gris. Este color original permite juegos de colores muy interesantes especialmente en las zonas de sombra del jardín. La floración, blanca, es una pequeña nota de luz siempre bienvenida. Es una planta vivaz y resistente que apreciará un suelo ácido o neutro. Es posible adoptarla en macetas, pero se deberá guardarla en invierno y asegurarse de la humedad del sustrato en verano.

Las hostas son plantas vivaces herbáceas de follaje caduco, originarias de Asia oriental, que primero fueron traídas de Japón y luego de Corea. Pero también se encuentran estas liliáceas en el norte de China y en el este de Siberia. También se les llama comúnmente Hosta o Hermosa.

Plantas de semisombra por excelencia, se cultivan por su follaje muy decorativo por sus colores y su opulencia. Las hojas gris azuladas de la Hosta sieboldiana var. elegans son cordiformes profundamente nervuradas y miden en promedio entre 20 y 30 cm. La nervadura paralela en talla suave es muy característica de esta familia. Esta variedad se extiende hasta 120 cm de ancho lo que la convierte en un excelente cubresuelos. De junio a julio, una serie de largos tallos que sobresalen ampliamente del follaje, sostienen un racimo terminal de flores blancas ligeramente colgantes de 2 a 3 cm. A pesar de su parecido con las flores de lirio, son completamente inodoras. Las hostas aprecian los suelos limosos ricos, incluso pesados y arcillosos siempre que permanezcan ligeramente húmedos. Si se sienten a gusto, permanecerán años en su lugar sin necesitar cuidados especiales.

Asócialas con el oro del Geranio vivaz ‘Margaret Wilson’, con el Ajo de oso, con el rosa viejo de los Digitales mertonensis o incluso con las frondas purpúreas del helecho Athyrium niponicum ‘Pictum’. Todos son muy eficaces como repelentes de babosas. De hecho, ellas adoran el follaje tierno de las hostas y representan así la amenaza más seria para su cultivo. Las lobelias, los bruneras, habituales en los bosques serán una excelente compañía. Piensa también en las coralitos y su formidable paleta de colores, o en las delicadas flores de los epimedium. De esta manera embellecerás las partes sombrías y un poco húmedas del jardín creando un agradable refugio de frescura para el verano. Las Hostas también se sienten bien en macetas que se deberán exponer a la media sombra y regar muy regularmente.

A tener en cuenta: cuanto más claras sean las hojas de las Hostas, menos temerán la luz del sol. Las hojas oscuras, especialmente las azules, son más sensibles y el calor les hace perder la película cerosa responsable del color. Unas horas al día de sol, incluso parcial, son más que suficientes para estas plantas. De hecho, sin un mínimo de sol, no florecerán. Reconoce que sería privarse de flores magníficas. Así que queda encontrar un armonioso compromiso entre la luz y la oscuridad.