Iberis sempervirens - Carraspique

La Iberis sempervirens es una vigorosa planta de porte tapizante, ideal para animar rocallas, bordillos y jardineras soleadas, desde la primavera hasta el otoño. Este Carraspique excepcionalmente florífero se adorna con múltiples flores de un blanco brillante, cubriendo un estrecho follaje verde oscuro persistente. Muy resistente a la sequía una vez bien establecida, se conforma con todo tipo de suelo drenado, incluso pobre y calcáreo. Prefiere el sol pero tolera bien la media sombra.

La Iberis sempervirens, también conocida como Carraspique, Tabouret o Corbeille d'Argent, es un subarbusto de la familia de las Brassicáceas, originario del entorno mediterráneo. Esta planta soporta perfectamente el calor y la sequía una vez bien establecida. Su follaje está compuesto por numerosas hojas pequeñas oblongas y estrechas, que miden apenas 2 a 3 cm, verde oscuro y persistentes. Estas hojas son llevadas por tallos leñosos que forman una mata densa de 25 cm de alto y se extiende al menos unos 40 cm. Los cojines, presentes en todas las estaciones, se cubren entre marzo y mayo de grupos compactos de flores blancas puras de cuatro pétalos, realzadas por los estambres amarillos. Dependiendo de la frescura del suelo, la floración puede ocurrir esporádicamente hasta el otoño. Es muy fácil de esquejar tomando trozos de tallos en primavera o finales de verano. La Iberis también es muy atractiva para las abejas.

Muy rústica, podrás plantar el Thlaspi en todas las regiones, siempre y cuando el suelo esté bien drenado. Un suelo pesado hace que la planta se marchite rápidamente. En cambio, no teme un suelo pedregoso. Podrás usarlo para destacar pasillos. En rocallas, podrás combinarlo con Teucrium, Aubriètes, Erodium, tomillos... o incluso con Salvia chamaedryoides en climas no demasiado rigurosos. El cultivo en macetas es totalmente posible, con riegos regulares, en un sustrato ligero y perfectamente drenado.