Lamium maculatum Purple Dragon

Este magnífico Lamium maculatum 'Purple Dragon' es uno de los más floríferos. Sus numerosas pequeñas flores de color rosa violáceo puntúan un follaje de un color remarcable. Las hojas semi-persistentes son de color blanco plateado y marginadas de verde. Producen un efecto luminoso muy apreciado en zonas de sombra. Punteado de violeta de mayo a agosto, esta planta tapizante vivaz aprecia las situaciones sombreadas o semi-sombreadas y se desarrolla en un sustrato fresco, rico y ligero.

"Maculatum" significa "mancha" en latín. Por lo tanto, los Lamium maculatum también son llamados Lamios moteados o jaspeados. De hecho, comparten esta característica: un follaje bicolor. Este está compuesto por numerosas hojas pequeñas, semi-persistentes en algunos climas, de 2 a 3 cm de largo. Son cordiformes, dentadas, abultadas y forman un tapiz completo, cubriendo los tallos que las soportan. Estos son largos, postrados, pero ligeramente levantados en sus extremos y se extienden en todas direcciones. Acogen pequeñas flores (2 cm) con un cáliz de dientes peludos que rodea el tubo de la corola. Ésta se prolonga en dos labios, uno superior finamente peludo, y otro inferior. Su silueta recuerda a las flores de ortiga. De hecho, el nombre "Lamium" proviene del griego y evoca una garganta o una boca abierta.

Los Lamios siempre constituyen encantadores cubresuelos. No requieren ningún mantenimiento (excepto si las hojas se secan) y son perfectos al pie de un grupo de arbustos. Sin embargo, la variedad de colores, su progresión razonable y manejable (20 cm de altura y un alcance máximo de 100 cm) le permitirán integrarlos en la parte delantera de los macizos, en forma de cinta o en pequeños toques, variando así los follajes y colocándolos delante de las Heucheras o los Geranios vivaces.

El Lamium maculatum 'Purple Dragon' combina con sus compañeros de sombra que se ajustan a la misma paleta de tonos: la Madreselva enana 'Chic et Choc', la Heuchera 'Georgia Plum' y la Anémona del Japón 'Bressingham Glow'. Todas las alturas están presentes para componer un macizo armonioso. Sin embargo, en una rocalla a media sombra, al pie de un muro, también se integra entre las plantas tapizantes vivaces, iluminando los rincones olvidados de su tapiz luminoso.