Lysimachia fortunei

Lysimachia fortunei, una especie de lysimachia originaria de Asia oriental, es la robustez personificada. Pariente de las prímulas, es una planta vivaz que prefiere suelos húmedos y frescos. En verano, muestra altas velas densamente pobladas de delicadas flores blancas, emergiendo sobre un follaje elegante, de color verde brillante que luego se torna verde oscuro, adquiriendo en otoño tonos espléndidos rojo-anaranjados. Es una planta adaptable, fácil de integrar en el jardín, ya sea a pleno sol o en media sombra.

Lysimachia fortunei pertenece a la familia de las primuláceas. Es una especie magnífica con una raíz débilmente chupona de la que emergen tallos flexibles y ramificados, formando un conjunto opulento, de porte tupido, primero erguido y luego arqueado, con una altura de 80 cm y un diámetro de 60 cm. Presenta un hermoso follaje glabro, coriáceo y brillante de un verde vivo que se vuelve verde oscuro y adquiere tonos espléndidos rojo anaranjados en otoño. Entre la floración estival y el follaje otoñal, es difícil decidir qué es más hermoso. La floración ocurre entre junio y agosto, cuando numerosas espigas se elevan sobre el follaje, altas, un poco afiladas y arqueadas, cubiertas de pequeñas flores blancas en forma de campana que se abren desde la base hasta la punta. El follaje, caduco, está compuesto por hojas alargadas, finas, puntiagudas y enteras, que recuerdan a las de los buddleias, variando del verde claro al verde vivo, al verde oscuro, para terminar en un ramillete flamboyán en otoño. Esta planta tiene un sistema radicular potente, muy útil para estabilizar el suelo.

Lysimachia fortunei encontrará su lugar en todos los rincones frescos del jardín, donde el suelo nunca se seca. Combínela con otras plantas que aprecien la humedad, como las salicarias, los malvaviscos, las reinas de los prados o incluso los hostas y helechos. Es una buena planta para orillas con un suelo drenado, que contribuirá a estabilizar. Sin embargo, puede prescindir de tener los pies en el agua y se conformará con un suelo profundo, en compañía del ruibarbo, la angélica, las amapolas de Oriente y las digitales.