Malva común - Malva sylvestris

La Malva sylvestris, también conocida como Malva común o Mauve sylvestre, es una planta medicinal autóctona cultivada desde hace mucho tiempo en los jardines. En teoría perenne, esta planta se comporta como una bienal en regiones templadas. Forma rápidamente grandes matas florecidas de la primavera hasta finales del verano. Sus bonitas flores, de un rosa un poco malva, están rayadas de púrpura violáceo. Para realzarla, combínela con otras flores silvestres en un jardín de cura o de inspiración naturalista.

La Malva común pertenece a la familia de las malváceas, al igual que las lavateras, los hibiscos y las rosas de almizcle. Es una especie característica de los terrenos baldíos europeos con plantas perennes xerófilas, es decir, de ambientes cálidos y secos. Se encuentra de forma espontánea en suelos arcillo-calcáreos, a lo largo de caminos, vallas, terraplenes y en viejos muros. Los largos veranos áridos de nuestra región mediterránea no molestan en absoluto a esta malva que es muy común allí. Es una planta indicadora de presencia humana, ya sea actual o antigua. No vive más de tres o cuatro temporadas, pero se siembra muy fácilmente.

Malva sylvestris, de crecimiento rápido, desarrolla numerosos tallos peludos, rectos o más o menos tendidos, leñosos en la base, bien ramificados. Juntos forman un mata que alcanza 80-90 cm de altura. Sus hojas, de un hermoso verde oscuro ligeramente lustroso, son redondeadas y divididas en 5 lóbulos poco profundos, de 4 a 8 cm de ancho. La planta florece de mayo-junio hasta finales de septiembre. Las flores de 4 a 6 cm de diámetro, agrupadas en racimos en la axila de las hojas,  se componen de 5 pétalos dentados de color rosa malva rayado de púrpura violáceo. Al marchitarse, los pétalos se vuelven azul violáceo. Después de la polinización por los insectos, se forman pequeños frutos circulares llamados 'quesos', de donde proviene el nombre vernáculo de Hierba de queso.

Las malvas se complacen en la mayoría de los suelos, requieren muy poco mantenimiento, lo que las convierte en aliadas importantes para los jardineros principiantes. Las malvas deben estar expuestas al sol o a la media sombra, (especialmente en el sur de Francia). Soportan perfectamente los suelos calcáreos. La malva común se asociará perfectamente con campanitas, aquileas, nepetas y otras alquemilas.