Achillea crithmifolia - Milenrama

La Achillea crithmifolia, también conocida como Achillea de hojas de hinojo marino, es una vigorosa planta vivaz con chupones capaz de formar rápidamente un extenso y denso tapiz persistente. Su follaje finamente cortado, de color gris verdoso plateado, muy suave al tacto, se adorna con umbelas blancas a crema en verano, más o menos abundantes dependiendo de la frescura del suelo. Perfectamente resistente y tolerante a la sequía estival, soporta una pisada moderada, lo que permite utilizarla como alternativa al césped, incluso en grandes superficies. Se cultiva a pleno sol o en media sombra, en cualquier tipo de suelo, ya sea sola o en asociación con otras plantas cubresuelos.

La Achillea crithmifolia, de la familia de las asteráceas, es originaria de las regiones montañosas de los Balcanes. La planta forma un vigoroso cubresuelos de aspecto natural, de 15 a 25 cm de altura en floración según las condiciones de cultivo. Se propaga rápidamente en un rango de 50 cm a 1m a través de chupones, invadiendo toda la superficie disponible. Su follaje, persistente en invierno, puede secarse a veces en verano en caso de sequía intensa, lo cual no impide que la planta rebrote vigorosamente con las primeras lluvias. Muy finamente cortado, plumoso, de un verde grisáceo con reflejos plateados, ligeramente peludo, i ofrece un aspecto muy peludo en el que la mano se detendrá con placer. La floración, más abundante en suelo fresco, tiene lugar en junio-julio. Las umbelas planas están compuestas por diminutas flores blancas con centro amarillo crema.

Todas las achilleas aman el sol y poseen una excelente rusticidad. La Achillea crithmifolia, que requiere muy poco mantenimiento, es un auténtico cubresuelos utilizable en áreas bastante extensas, hasta 200 metros cuadrados. Sin embargo, es una planta que puede resultar invasiva, cuyo desarrollo se puede limitar con barreras anti-rizomas. Muy resistente y sin exigencias en cuanto al suelo, ahorradora de agua, limita la proliferación de malas hierbas y confiere un aspecto muy natural al jardín. Esta achillea permite prescindir del corte (y del riego) necesario para un césped, incluso en climas secos, en zonas moderadamente transitadas. Se puede asociar con otras plantas tapizantes vigorosas con ciclos de vegetación complementarios como el Phyla nodiflora: en verano el Phyla bien verde y florecido domina, en invierno es el suave follaje plateado de la Achillea el que toma la posta. Esta bonita asociación también puede cubrir eficazmente el suelo de los macizos de vivaces sólidas como el Geranio de sangre, Erigeron karvinskianus, Nepeta x faassenii... Se pueden realizar numerosas combinaciones, con los Thymus (hirsutus, ciliatus), otras achilleas (millefolium, coarctata, nobilis) etc...