Phlomis samia - Flomis

El Phlomis samia es una planta poco común, endémica de los sotobosques del Mediterráneo oriental. Es una espléndida planta tapizante vivaz semipersistente, que se propaga lentamente gracias a sus rizomas rastreros. De una roseta de grandes hojas velludas en forma de as de picas emerge en verano altas inflorescencias con una arquitectura perfectamente original. Cada nivel de flores de color rosa-marrón mezcladas con pequeñas hojas verdes parece estar colocado sobre una corona muy ornamental y espinosa. En el jardín, prosperará al sol o a media sombra en un suelo blando y bien drenado, sin preocuparse por la competencia de las raíces de otras plantas. Es una especie moderadamente resistente, pero muy resistente a la sequía estival.

Los Phlomis pertenecen a la familia de las lamiáceas. Este género, en su mayoría de origen submediterráneo, presenta una diversidad notable, pero está poco representado en los jardines, a pesar de la robustez y adaptabilidad de las aproximadamente 40 especies que lo componen.

El Phlomis samia es una planta herbácea vivaz originaria de Grecia, Turquía y la ex Yugoslavia, donde generalmente crece en los sotobosques de encinas o pinos. La planta se propaga por rizomas subterráneos y con el tiempo puede formar amplias colonias. Sus grandes hojas verdes enteras, dispuestas en rosetas regulares, muestran un envés lanoso y gris. La altura de las hojas alcanzará los 20 a 30 cm. Desde finales de junio hasta finales de agosto, dependiendo del clima, emergen del follaje tallos florales peludos y ligeramente foliados de 80 a 100 cm de altura. Estos llevan grandes verticilos de flores dispuestas en cojines redondos, como perlas ensartadas a lo largo del tallo y adornadas con finas brácteas espinosas. Las flores, en forma de casco, tienen un tono muy suave e intermedio entre el marrón y el rosa salmón. Marchitas, las flores siguen siendo decorativas durante muchos meses y pueden usarse para hacer magníficos ramos secos. La rusticidad de esta planta no supera los -12 a -15°C en suelo seco.

A diferencia de sus parientes arbustivos, el Phlomis samia prefiere la media sombra de los sotobosques y prospera entre las raíces de los árboles y arbustos. Es un buen cubresuelos en clima cálido y seco en verano, aunque no desprecia un suelo un poco fresco, pero perfectamente flexible y drenado. Se puede asociar a media sombra con acantos, vincas y hiedras, a las que sabrá mantener a raya. Su silueta erguida se verá realzada por arbustos redondeados como las Artemisa blanca, los laureles tin, el Myrtus communis, los Phillyrea o el Naranjo de Méjico. También crece en parterres soleados en climas más frescos, junto a campanillas, nepetas y alquimilas.

Los jabalíes disfrutan de los rizomas de Phlomis samia, de los que se deleitan al arar la tierra de los sotobosques en su país de origen.