Primula Elizabeth Killelay

La Primula Elizabeth Killelay es una primavera híbrida vigorosa e inusual que llamará la atención en macetas y bordes desde el mes de marzo, debido a sus flores muy dobles con un color original y magníficamente contrastante. Esta variedad produce ramos de flores con múltiples pétalos de un profundo color marrón-rojizo, finamente ribeteados de blanco crema y ligeramente fruncidos alrededor de un corazón amarillo dorado. Un color con un diseño raro, realzado por amplias hojas arrugadas de color verde claro. Esta pequeña vivaz muy resistente es fácil de cultivar en suelo fresco, en bordes, en rocallas húmedas, plantada en un suelo rico en humus y fresco, al sol suave, a media sombra o incluso a la sombra.

La Primula Elizabeth Killelay es un híbrido espontáneo, resultado del cruce de una P. polyantha amarilla y una primavera híbrida roja rubí. Fue descubierta en el jardín de Hazel Bolton en el Reino Unido, creciendo vigorosamente a pesar de recibir poco cuidado y sin protección contra los herbívoros. Las primaveras pertenecen a la familia de las primuláceas.

El hermoso follaje de 'Elizabeth Killelay' se desarrolla en rosetas tupidas, emergiendo del rizoma subterráneo, para formar un tapiz que se extiende lentamente. Las hojas, generalmente persistentes, de 8 a 12 cm de largo, con un ancho de 3 a 6 cm, de aspecto arrugado y aterciopelado, son de un verde tierno. De marzo a mayo aparecen cortas hampas florales, de 15 a 20 cm de alto, llevando en racimos terminales de 3 a 8 flores muy hermosas en forma de turbante con numerosos pétalos imbricados, de un marrón matizado de burdeos, bordeadas de blanco crema. El corazón de la flor es amarillo dorado. Esta floración también es ligeramente perfumada.

La primavera 'Elizabeth Killelay' se sentirá especialmente a gusto en un suelo rico en humus, fresco pero drenado, condiciones que se encuentran en rocallas húmedas o enrocamientos que bordean una pequeña cascada. En bordes de macizos o en macetas en un balcón, esta planta se combina bien con compañeras de color blanco, pensamientos, violetas, hostas, nomeolvides, peonías o con bugles rastreros. Las primaveras son perfectas en bordes, macizos bajos bajo la sombra de árboles frondosos, en rocallas y céspedes, entre campanillas de invierno y violetas.

Las primaveras de nuestros jardines son casi todas vivaces, a veces anuales y raramente arbustivas. Su cultivo puede ser muy fácil o, por el contrario, muy difícil. A menudo el clima es un factor determinante para su supervivencia; algunas especies mueren si la temperatura estival es demasiado alta, otras si el invierno es demasiado húmedo, o demasiado frío, etc. Es un género complejo que cultivamos desde hace 25 años, pero para entender las formas de vida tan diferentes de todas las especies raras, hay que pasar mucho tiempo con ellas y saber que no perdonan ningún error. Las que están en este catálogo no presentan todas el mismo grado de dificultad, pero todas pueden ser cultivadas por un aficionado cuidadoso. Algunas son fáciles de criar, otras menos... ¡a ti de elegir aquellas cuyo cultivo crees poder dominar!