Salvia argentea - Salvia blanca

La Salvia argentea, también conocida como Salvia Plateada, es una magnífica especie botánica vivaz o bienal apreciada principalmente por su fabuloso follaje plateado. En un principio forma una gran roseta de amplias hojas persistentes, abullonadas y aromáticas, cubiertas de largas sedas que se vuelven blancas en verano. Florece en el segundo año, en forma de un largo tallo erguido que lleva pequeñas flores blancas que es preferible eliminar antes de la formación de semillas para garantizar la perennidad de la planta. Esta salvia meridional es resistente, pero detesta la humedad invernal y los suelos pesados. Requiere pleno sol y un suelo perfectamente drenado, arenoso o gravoso, incluso pobre y calcáreo.

La Salvia argentea es originaria del sur de Europa y del noroeste de África, desde Turquía hasta la península balcánica, los Apeninos y la ibérica. Crece de forma espontánea en suelos limo-arenosos, ricos en caliza, en entornos abiertos (rocallas, estepas y bosques secos...). Esta planta, al igual que todas las salvias, pertenece a la familia de las lamiáceas o labiadas. Su modo de crecimiento es más bien bienal, pero se comportará como una vivaz de corta vida si se evita la formación de semillas. La planta forma rápidamente una roseta de 50 a 60 cm de ancho, compuesta por grandes hojas ovales, con bordes dentados, onduladas, totalmente cubiertas de una larga pelusa plateada. Alcanzará una altura de 20 a 30 cm para el follaje, con un diámetro de unos 60 cm. La floración, nectarífera y melífera, aparece en el segundo año de cultivo; comienza en mayo-junio en el sur de Francia, un poco más tarde al norte del Loira, y se extiende durante dos meses. Los tallos florales, de 70 a 80 cm de altura, están ramificados. Son tallos de sección cuadrada, que llevan flores blancas, compuestas por dos labios blancos. Su rusticidad es buena en suelo perfectamente drenado, en torno a -15°C. Pueden aparecer pequeñas rosetas en la periferia, lo que también permite perpetuar la planta.

Si la Salvia Plateada a veces muestra caprichos, es porque detesta la humedad estancada, especialmente en suelos pesados y encharcados en invierno. Se complacerá en el borde de un camino de gravilla, o en un macizo elevado en suelo arenoso o pedregoso reservado para auténticas plantas mediterráneas: lavandas, cistus, romeros, arrayanes... En una rocalla, acompañará, por ejemplo, a pequeñas plantas vivaces de suelo seco como la Saponaria, las amapolas de California, los gypsophila rastreros o incluso el Clavel de Córcega (Dianthus corsicus). Las gauras, las flechas de cupido, los grandes sedums (Sedum 'Matrona'), los potentillas arbustivos también compondrán junto a ella un encantador cuadro.

Con más de 900 especies de anuales, vivaces y arbustos de madera blanda, distribuidos por todo el mundo, excepto en regiones muy frías y en la selva tropical, el género Salvia es el más rico de la familia de las lamiáceas. El nombre Salvia, que se remonta a la época romana, deriva del latín salvus "sano" por alusión a las virtudes medicinales de la salvia común.