Salvia forreri

La Salvia forreri es una salvia vivácea originaria de México y Texas, poco conocida por los jardineros. Es una planta con chupones, aromática y florífera, perfectamente adaptada a los suelos secos. Se extiende a través de estolones y forma rápidamente un hermoso cubresuelos de un verde claro y brillante. Su principal ventaja es una floración estival y otoñal muy larga, especialmente luminosa en azul claro y blanco. Muy útil en borduras en un jardín seco, perfecta en rocallas, esta salvia ávida de sol y calor es una excelente vivácea para climas suaves. En nuestras regiones frías, puede ser cultivada en macetas, lo que permite resguardarla en invierno de las fuertes heladas.

La salvia de Forrer, endémica en varias provincias de México donde crece entre 6,500 y 9,500 m de altitud, a veces se considera una subespecie de la Salvia arizonica. Es una especie vivaz herbácea y estolonífera que tolera bien el sol y los suelos secos, pedregosos, incluso calcáreos. Como todas las demás salvias, pertenece a la gran familia de las lamiáceas o labiadas. Su follaje es semi-persistente, sus tallos foliados forman matas que pueden cubrir 80 cm de diámetro, e incluso más con los años. Su crecimiento es muy rápido, una planta duplicará su superficie el año de la plantación. Produce de junio-julio a octubre (con una pausa en pleno verano en climas secos y cálidos) inflorescencias en espigas sueltas, que alcanzan los 30 cm de altura. Las flores pequeñas bilabiadas son de color azul claro, adornadas con una mancha blanca en el centro. Melíferas y nectaríferas, son muy apreciadas por mariposas y abejas. Las hojas pequeñas son ovales a oblongas, abollonadas, rugosas, con bordes crenados, formando una hermosa vegetación. Son de un verde bastante claro, ligeramente brillantes, y contienen un aceite esencial aromático, perceptible al aplastarlas.

La Salvia forreri es suficientemente vigorosa para resistir la competencia de las malas hierbas una vez establecida. Destaca en taludes secos que contribuye a mantener, y se luce en bordes de caminos, en suelos siempre bien drenados. Es una planta muy resistente, que tolera condiciones de cultivo austeras, pero teme el frío húmedo. En borduras de macizos o rocallas, combínela, por ejemplo, con aubrietas, tomillos, Iberis, santolinas o incluso con Erigeron karvinskianus. También combínela con rosales antiguos y Nepeta faassenii, Lychnis coronaria, gramíneas ligeras...

Con más de 900 especies de anuales, vivaces y arbustos, distribuidos por todo nuestro planeta, excepto en regiones muy frías y la selva tropical, el género Salvia es el más rico de la familia de las lamiáceas. El nombre Salvia, que se remonta a la época romana, deriva del latín salvus "sano", en alusión a las virtudes medicinales de la salvia officinalis.