Salvia setulosa

La Salvia setulosa, a veces llamada salvia erizada, es una salvia silvestre originaria de México, poco espectacular y poco conocida por los jardineros. Es una planta ligeramente rastrera, fría, pero bien adaptada a terrenos secos. Se reconoce por su vegetación velluda, de un verde bastante oscuro, así como por su floración estival azul bastante discreta. Al igual que otras salvias, su floración es melífera y sus hojas son aromáticas. Fuera de los jardines mediterráneos protegidos de las fuertes heladas, se puede cultivar en jardineras para guardarla en invierno.

La Salvia setulosa es originaria de México, específicamente de las provincias de México y Oaxaca, donde se encuentra hasta los 1830 m de altitud. Como todas las demás salvias, pertenece a la gran familia de las Lamiáceas o Labiadas. Es una especie perenne herbácea con base leñosa, que presenta un porte más o menos rastrero. De crecimiento rápido, la planta alcanza aproximadamente 60 cm de altura y 40 cm de envergadura como mínimo. Su follaje es teóricamente persistente en invierno, sus tallos frondosos están cubiertos de pelos cortos. Sus hojas miden hasta 6 cm de largo por 4 cm de ancho, tienen forma deltoides, con margen crenulado y de un verde bastante oscuro en el haz. Esta salvia florece entre junio y agosto en clima mediterráneo. En el extremo de los tallos se forman espigas cortas que llevan verticilos o coronas de 3 pequeñas flores bilabiadas de un azul bastante claro. Melíferas y nectaríferas, son muy apreciadas por mariposas y abejas.
La rusticidad de esta salvia erizada no supera los -6 °C en punta en un suelo bien drenado, arenoso o pedregoso, seco en invierno. Es una salvia de colección, para cultivar a pleno sol bajo un clima mediterráneo franco. En otros lugares, se puede cultivar en maceta para protegerla tanto de la humedad excesiva como de las fuertes heladas invernales. En bordes de césped o en rocallas, se puede asociar, por ejemplo, con tomillos, oréganos, con las santolinas o incluso con el Erigeron karvinskianus.

Con más de 900 especies de anuales, perennes y arbustos, distribuidos por todo nuestro planeta, excepto en las regiones muy frías y la selva tropical, el género Salvia es el más rico de la familia de las lamiáceas. El nombre Salvia, que se remonta a la época romana, deriva del latín salvus "sano", en alusión a las virtudes medicinales de la salvia común.