Veronica liwanensis

La Verónica liwanensis es una pequeña  verónica turca cuyo follaje rastrero, persistente y muy bajo, forma lentamente un cubresuelos particularmente denso. Casi desaparece al final de la primavera bajo una nube de pequeñas flores de un azul cobalto brillante y su fino follaje suculento adquiere bonitos reflejos bronceados a púrpuras bajo el efecto del frío en invierno o del calor y una intensa exposición al sol en verano. Más generosa en suelos no demasiado secos, a veces vuelve a florecer durante el verano o en septiembre.  Tolerante a una pisada ocasional, esta vivaz puede ser utilizada como alternativa al césped en las zonas poco transitadas del jardín. Una planta encantadora, sin preocupaciones y sin mantenimiento, perfecta para rocallas, bordillos y parterres informales.

La Verónica liwanensis es una planta vivaz con tallos radicantes de la familia de las escrofulariáceas. Es originaria de Asia oriental y del Cáucaso,  especialmente del norte de Turquía, donde crece en altitud en laderas rocosas y praderas alpinas. Se desarrolla lentamente, formando numerosas ramas cortas y postradas sobre el suelo. La altura del follaje no supera los 5 cm de altura. Cada tallo emite raíces en los nudos, lo que permite a la planta cubrir el suelo en una superficie de al menos 40 cm de diámetro, mucho más con el tiempo. El tallo es sólido y está cubierto de pequeños pelos blancos. El follaje, de un verde bastante claro y persistente, está compuesto por pequeñas hojas ovales, opuestas, enteras, carnosas y brillantes. El limbo está dentado en el borde. En mayo-junio, la planta produce, justo encima del follaje, numerosas inflorescencias en pequeños racimos compuestos por pequeñas flores de 4 pétalos azul claro rayados de ultramar, de 0.6 cm de diámetro, con centro blanco. Si el suelo se mantiene húmedo y se le da una poda, la planta vuelve a florecer durante el verano o a finales del verano, dependiendo del clima.

La Verónica liwanensis se presta naturalmente a la ornamentación de rocallas, praderas alpinas reconstruidas, pero también se encuentra bien en grandes taludes soleados, incluso ocasionalmente secos, ya que soporta bastante bien la falta de agua. Será muy útil y hermosa en un paso japonés o a lo largo de un sendero, plantada en masa y bordeada de alquimilas o carraspique, o en una rocalla asociada con pequeñas manzanillas (Chamaemelum nobile, Anthemis tinctoria, Anthemis cretica). También será valiosa para reemplazar el césped en una pequeña superficie, asociada con tomillos, por ejemplo en suelos pedregosos, poco propicios para la implantación de un césped real. En el borde de un parterre, también se puede combinar con Hieracium pilosella, Antennaria dioica Rubra, Pulsatillas, Teucrium chamaedrys o incluso con geranio vivaz sanguíneo. Por último, lucirá maravillosamente al pie de plantas más grandes en jardineras y colgantes.