Dasylirion texanum - Sotol de Texas

El Dasylirion texanum es sin duda uno de los más fáciles de cultivar en muchas de nuestras regiones, debido a su mejor resistencia al frío húmedo, siempre que se instale en un suelo correctamente drenado. Su aspecto es similar al de sus primos  Dasylirion glaucophyllum, D. serratifolium y D. wheeleri, pero se le reconoce por su tono verde pálido, sin reflejos azulados, y sus hojas muy estrechas. Al igual que ellos, forma espléndidas rosetas esféricas muy decorativas y ofrece, después de muchos años, un alto tallo floral adornado con pequeñas flores cremosas. Es una planta de moda y gráfica, decorativa durante todo el año, que se conforma con muy poco, pero que destaca en una decoración mineral o en una terraza contemporánea. El Dasylirion se cultiva tanto en terreno abierto como en macetas. 

Originario del Sur de Texas, una región donde las temperaturas son abrasadoras en verano pero rigurosas en invierno, el Dasylirion texanum es capaz de resistir a temperaturas del orden de -15°C, e incluso -20°C en suelo muy seco. Por lo tanto, se adaptará a muchos jardines franceses, siempre que se plante en un macizo elevado, una pendiente, o en cualquier suelo rocoso o pedregoso. Al igual que todos los Dasylirions, tolera largos períodos de sequía estival y es indiferente a la presencia de caliza. 

Es una planta rizomatosa perteneciente a la familia de las agaváceas, de crecimiento muy lento en suelo seco (aún más lento que el de otros dasylirions), un poco más rápido en suelo fresco. Cuando es joven, el Dasylirion forma una bola hirsuta, muy densa. Después de muchos años, puede formar un falso tronco, parcialmente subterráneo, cubierto de restos de antiguas hojas, de color marrón, formando una especie de falda. Se pueden cortar para resaltar el tronco. Este último a menudo termina por inclinarse, sin dejar de crecer. Lleva una corona esférica de 1 m a 1,50 m de ancho, compuesta por varias centenas de hojas suculentas radiantes, de 1 cm de ancho, bordeadas de pequeñas espinas curvadas y terminadas en un pequeño penacho de fibras. Las hojas son rígidas y coriáceas. La floración ocurre después de 10 a 15 años de cultivo, en verano. Un delgado tallo floral erecto surge del centro de la roseta a 2 m o 2,50 m del suelo, entre las hojas. Las diminutas flores, en campanillas de color blanco crema, están apretadas unas contra otras en la parte superior del tallo floral. Permanecen en la planta durante mucho tiempo, a menudo hasta el invierno. Las plantas masculinas son distintas de las femeninas. Cuando se riega durante el verano, este Dasylirion muestra un crecimiento espectacular. Hay que elegir cuidadosamente la ubicación de esta planta y no molestarla más: su sistema radicular, frágil, no tolera en absoluto ser perturbado y soporta muy mal la trasplantación. A diferencia del ágave, el dasylirion no es una planta monocárpica: la floración no conlleva la muerte de la roseta, un brote lateral situado en el eje principal de la planta tomará el relevo.

El Dasylirion texanum es una planta de desierto extremadamente gráfica, cuya vegetación en forma de erizo juega maravillosamente con la luz. Espléndida en una gran maceta de formas sobrias, es perfecta en una composición minimalista. Ofrézcale mucho sol y un suelo que no retenga el agua, ya que teme los suelos pesados y húmedos en invierno. Encontrará su lugar en una gran ladera árida, en la cima de una gran rocalla de estilo exótico o contemporáneo, o incluso en los alrededores de una piscina, si el suelo está bien preparado para recibirla. Para vestir su base, piense por ejemplo en una alfombra de ceraístes o carraspique, en el Cerastostigma plumbaginoides, en los Delosperma o incluso en un césped de terreno seco llamado Zoyzia tenuifolia, el césped de las Mascareñas. También se puede asociar con los agaves, higueras de chumbo, los cactus candelabro bastante rústicos (Cleistocactus strausii, Cylindropuntia imbricata) y los aloes arbustivos igualmente espectaculares y frugales.