Tibouchina semidecandra

El Tibouchina semidecandra, a menudo confundido con el Tibouchina urvilleana, es un espléndido arbusto persistente con una floración de un violeta casi irreal que florece durante varios meses, desde el verano hasta el otoño. Sus flores son más grandes que las de su famoso primo, y suelen ser mayormente solitarias. Esta planta, desafortunadamente, es poco resistente al frío y, salvo en las zonas más suaves de nuestro país (litoral sur y atlántico), debe ser tratada como una planta de invernadero. Por lo tanto, se debe cultivar en macetas y protegerla del frío en invierno, por ejemplo, en un invernadero. En el suelo, en un suelo ácido y muy bien drenado, este Tibouchina formará un arbusto de tamaño medio con un aspecto exótico.

El Tibouchina es miembro de la familia de las Melastomataceae, una familia botánica perfectamente desconocida en nuestras latitudes, pero lejos de ser confidencial, ya que cuenta con cerca de 180 géneros y varias miles de especies. Estas plantas de todo tipo - herbáceas, arbustos, árboles, trepadoras - son comunes en zonas tropicales y subtropicales. Pocas de ellas se utilizan como plantas de interior, como la magnífica Medinilla magnifica de Filipinas, con inflorescencias rosadas de varios decímetros de largo.
Fue un botánico francés, Jean-Baptiste Christophe Fusée-Aublet, quien describió el género Tibouchina en 1775. La planta fue introducida en Europa a mediados del siglo XIX. Este género cuenta con numerosas especies, algunas de las cuales pueden ser invasivas en los trópicos. Tibouchina semidecandra es originaria del sudeste de Brasil y crece principalmente en afloramientos rocosos y en los bordes de los bosques o en claros. Esta especie es muy similar al T. urvilleana, pero se distingue por tener flores más grandes y solitarias, no en racimos. Es una planta de suelo ácido (sin caliza), rico en humus, y muy bien drenado.

El Tibouchina semidecandra puede alcanzar los 6 m de altura en los trópicos, pero se mantendrá en torno a los 3 m en nuestros jardines, con unos 2 m de ancho aproximadamente. En maceta, se puede mantener en 2 m, e incluso menos, podándolo regularmente. En cualquier caso, es recomendable podarlo a finales de invierno para evitar que se deshoje desde la base. Asimismo, si la parte aérea se daña por el frío en el suelo, una poda severa a principios de primavera hará que los brotes vuelvan a brotar desde la base. Sus hojas ovaladas, de 5 a 10 cm de largo y de un verde brillante hermoso, tienen venas bien marcadas y son suaves al tacto. Sostenidas por tallos de sección cuadrada, le confieren a este arbusto un aspecto fácilmente reconocible. Pero son sus flores las que son inconfundibles. Solitarias, de 7 a 10 cm de diámetro, tienen un color violeta sublime, con estambres también decorativos, en forma de patas de araña. La floración abundante se renueva de semana en semana, desde finales de junio hasta octubre.

Este Tibouchina aprecia el sol en invierno, pero teme su exceso en verano, por lo que es más sencillo cultivarlo en maceta para poder moverlo y brindarle condiciones óptimas de cultivo. En un clima lo suficientemente suave, un árbol caducifolio que proporcione una sombra ligera en verano será bienvenido sobre su cabeza. Un Albizia julibrissin Summer Chocolate será perfecto en este papel y su aspecto exótico se combinará perfectamente con el del Tibouchina. El Callistemon x laevis con sus flores en espigas rojas también estará en perfecta armonía, al igual que el Cassia floribunda con sus flores de un amarillo puro. Para completar esta escena exótica, un Caesalpinia gillesii o pequeño flamboyán, con un aspecto ferozmente tropical, estará acompañado de un grupo de Strelitzia reginae, la famosa flor ave del paraíso.