Lino - Linum usitatissimum

El lino cultivado, en latín Linum usitatissimum, es una planta anual que se puede utilizar como abono verde. A través de su sistema radicario potente, afloja la tierra, mejora la estructura del suelo, limita la proliferación de hierbas no deseadas, combate la lixiviación del suelo o el fenómeno de compactación causado por la lluvia. Sembrado en primavera en marzo-abril, este lino produce en verano una cantidad de flores azules típicas y ligeras de gran efecto. Es eficaz en tierra arcillosa gracias a sus múltiples raíces que desmenuzan el suelo en superficie. El lino cultivado es una planta originaria de las regiones templadas y subtropicales del hemisferio norte, perteneciente a la familia de las lináceas. Es una planta anual que forma un ramillete de tallos delgados adornados con un follaje verde azulado, compuesto por pequeñas hojas muy finas, de 1 a 3 cm de largo, lanceoladas. En flor, el lino forma matas frondosas que pueden alcanzar hasta 1m de altura. La floración se extiende, según las regiones, de junio a agosto en forma de corimbos de flores de cinco pétalos, en forma de embudo ensanchado, de color azul claro. Forman paniculadas terminales, y son llevadas por un pedúnculo erguido y alargado. Se marchitan durante el día. Esta planta se siembra de manera natural en suelo ligero. El lino cultivado posee tallos ricos en carbono que aportan humus. Muy utilizados en los jardines cultivados de forma biológica, los abonos verdes como el lino cultivado tienen numerosas ventajas. Nutren y purifican la tierra aportándole diferentes nutrientes y estimulando la vida microbiana del suelo. Sus raíces van a aflojar la tierra, descompactarla y airearla. Además, la presencia de una cobertura vegetal protege los suelos de la lixiviación (pérdida de nutrientes en suelos arenosos), de la compactación por las lluvias (formación de una costra en suelos limosos) y de la erosión (debida al escurrimiento en caso de fuertes lluvias asociadas a un terreno en pendiente). Esta cobertura vegetal también permite limitar la aparición de malas hierbas evitando su crecimiento. Por último, los abonos verdes son frecuentemente melíferos y atraen a los polinizadores. Los abonos verdes se siembran en parcelas no cultivadas o bien en parcelas intercaladas, entre las filas de hortalizas. Son destruidos ya sea naturalmente por el frío, ya sea por siega antes de la formación de semillas. Una vez destruidos, pueden dejarse en el lugar como mantillo, ser triturados e incorporados a las capas superficiales del suelo, o ser recogidos y llevados al compost.