Knightia excelsa - Rewarewa

Knightia exselsa, llamado Rewarewa en dialecto maorí, forma parte de esas plantas un tanto extrañas que nos llegan de las antípodas. Si en sus bosques nativos de Nueva Zelanda se convierte en un árbol majestuoso, bajo nuestras latitudes mostrará dimensiones más modestas, conservando su magnífico porte estrechamente columnar. Un elegante y frondoso follaje persistente, jóvenes brotes de terciopelo rojo y una floración estival inusual en espigas de un rojo-marrón, son otros atractivos de esta planta aún poco común en cultivo. Más fácil de cultivar que sus primas las proteas, sin embargo, se debe reservar para nuestras regiones oceánicas más suaves, ya que su resistencia al frío es limitada. Elegante, fascinante, se luce en un jardín exótico, acompañado de Leptospermum o mimosas.

El Knightia exselsa es un árbol de la familia de las proteáceas originario de las islas neozelandesas del Norte y del Sur (región de los Marlborough Sounds).  Allí se alza con su copa esbelta hasta cerca de 30 m de altura, en bosques de baja altitud y en valles.  Es una especie de clima típicamente oceánico húmedo y muy suave, en suelos húmicos no calcáreos. Este Knightia es persistente, mantiene sus hojas todo el año. Su resistencia al frío oscila entre -5 y -7°C en punta en un suelo muy drenante.

Este pequeño árbol no superará los 5-6 m de altura por 1 a 2 m de ancho bajo nuestras latitudes, si las condiciones de cultivo son óptimas. El tronco y las ramas, muy ascendentes, están cubiertos de una corteza marrón a gris un tanto irregular. Los jóvenes brotes, por su parte, están cubiertos de una pelusa rojiza. Las hojas jóvenes son de forma lineal a lanceolada, anchas pero afiladas en ambos extremos, dentadas en el borde, miden hasta 30 cm de longitud, de color amarillo-verde. Las que se desarrollan en las ramas y los sujetos más viejos son más cortas, de unos 15 cm de longitud aproximadamente, estrechamente oblongas y gruesamente dentadas. El follaje es coriáceo y muy brillante en el haz, de color verde oscuro. La floración tiene lugar en julio-agosto en clima favorable. Se presenta en forma de inflorescencias de 10 cm de largo que portan hasta 80 yemas florales alargadas y tubulares, peludas, de color marrón-rojizo. Cada yema se abre en una flor de un rojo bastante oscuro que se enrolla en espiral, todas las flores entrelazándose en la base de la inflorescencia. La flor enrollada revela así su largo pistilo rosa punteado de verde. Esta floración, rica en néctar, atrae a numerosos insectos polinizadores. El fruto es leñoso, se asemeja a una vaina que mide hasta 4 cm de largo, la cual se abrirá en 2 mitades para liberar semillas aladas que el viento dispersará. 

Con su aspecto de planta prehistórica, el Knightia exselsa seduce a los amantes de las plantas exóticas e inusuales que jardinan en climas suaves. Se instala aislado, lo que permite admirar la elegancia de su silueta durante todo el año. Dotado de una fuerte personalidad, es bastante difícil de combinar en el jardín, aunque puede acompañar, por ejemplo, a un Banksia integrifolia, un Notro de flores rojas de Chile o incluso a un gran embothrium. Se instalará en jardines costeros protegidos, resguardados de las fuertes heladas, en suelos frescos pero ligeros. Siempre colóquelo en una posición despejada, a pleno sol.