Granada Malisi

El Granado 'Malisi' (sinónimo Malissi) es una variedad de granado israelí rara en cultivo, para descubrir por sus frutos de buen tamaño, con semillas muy tiernas, calificados como sin pepitas, muy agradables de degustar. Son hermosas granadas de color rojo en la madurez, que contienen granos de sabor dulce y azucarado. Las flores arrugadas de este pequeño árbol, de un bello naranja vivo, también son muy decorativas en verano, al igual que su follaje dorado en otoño. Se trata de un cultivar sensible al frío (-10/-12°C), que requiere un verano largo y cálido para madurar sus frutos, a finales de octubre o principios de noviembre en nuestras regiones mediterráneas. Este árbol frutal se puede plantar durante todo el año (excepto en épocas de heladas), pero preferiblemente en otoño, en cualquier tipo de suelo profundo y drenante, incluso relativamente seco.

El granado de frutos Malisi es un cultivar autofértil cultivado en Israel. Su ancestro el Punica granatum es un pequeño árbol o un arbusto grande de la familia de las Lythraceae, curiosamente relacionado con la salicaria (Lythrum salicaria) tan común cerca de nuestros cursos de agua. Es originario de una vasta región que abarca todo el sureste de Europa y se extiende hacia el este hasta el Himalaya. Es una especie de gran longevidad, pudiendo vivir hasta 200 años.

'Malisi' primero forma un manojo de ramas espinosas y enredadas en su juventud, mostrando un crecimiento bastante rápido hasta la madurez, que no se alcanza antes de los 5-6 años. La planta adulta se desarrolla a un ritmo mucho más lento, formando después de algunos años un pequeño árbol de 3 m de altura por 2,50 m de envergadura como mínimo, con porte extendido y redondeado. De un manojo, se convierte, si se cuida de podar las ramas bajas, en un árbol plantado sobre un tronco con aspecto retorcido, cuyo encanto no está exento de recordar al de los olivos.

La floración ocurre en abundancia, en junio-julio, y luego de manera más esporádica durante todo el verano. Las flores miden aproximadamente 4 cm de diámetro. Están compuestas por pétalos arrugados de un bello naranja tirando a rojo, emergiendo de un cáliz grueso de textura cerosa que ya evoca la futura granada. Las granadas producidas por esta variedad están teñidas de rojo-rosa salmón en la madurez.  Son frutos redondos, del tamaño de una manzana. El interior está formado por membranas blancas gruesas, que contienen múltiples pepitas muy tiernas rodeadas de una pulpa roja muy jugosa. Son estas semillas carnosas, llamadas arilos, las que se consumen. La granada se utiliza, por supuesto, para hacer el famoso sirope de granadina, pero también se consume en jugo, sorbete, en repostería, ensaladas de frutas, ensaladas compuestas o como acompañamiento de aves, por ejemplo. Rica en antioxidantes y vitaminas, la granada es una fruta refrescante, de sabor agridulce. Se recolecta en otoño, aproximadamente 4 a 5 meses después de la floración. Recolecte los frutos cuando la piel esté bien coloreada y comience apenas a agrietarse. La granada no madura más después de la cosecha, pero se conserva varios meses en un lugar fresco y seco. Los primeros frutos aparecen en el granado a partir del cuarto o quinto año de cultivo.

El follaje, caduco, está compuesto por pequeñas hojas ovales, gruesas, brillantes, de un verde muy vivo. Nacen bronceadas a moradas en primavera y se vuelven doradas antes de caer en otoño. 

Símbolo de abundancia al igual que su emblemático ancestro de las civilizaciones antiguas, el granado es un magnífico sujeto para plantar de forma aislada en una situación cálida. Resistente hasta -13/-15°C, crecerá sin problemas en cualquier lugar donde el olivo y la higuera logren mantenerse, incluso en Anjou o en la región parisina en una situación bien resguardada. Pero generalmente sus frutos magníficos solo maduran en nuestras regiones más meridionales. También se puede utilizar en una gran seto frutal mediterráneo, asociado al naranjo de Luisiana, al naranjo amargo, a una pequeña higuera (Dalmatie, Dorée), un níspero japonés ... 

La ciudad de Granada, cruce de civilizaciones árabes y andaluzas, situada en el sur de España, debe su nombre a la presencia del granado, traído por los moros y ampliamente plantado en los míticos jardines del palacio de la Alhambra. Este árbol adornaba también los jardines colgantes de Babilonia y los romanos lo descubrieron en Cartago, llamándolo Manzana de Cartago.