Alocasia macrorrhizos - Oreja de elefante gigante

La Alocasia macrorrhiza también conocida como oreja de elefante debido a sus hojas inmensas. En la isla de la Reunión, se le llama poéticamente oreja de elefante gigante. Sus hojas gigantescas son de color verde claro brillante, y su inflorescencia amarillo verdosa, en forma de cono, llamada espata, revela su parentesco con nuestros arúsculos. Esta  espléndida planta tropical se sentirá a gusto en un interior luminoso y cálido, pero también en terreno abierto, a media sombra, en regiones libres de heladas.

Originaria de Malasia, Sri Lanka e India, la Alocasia macrorrhiza es una planta vivaz rizomatosa pariente de los Arúsculos perteneciente a la misma familia de las aráceas. Su hábitat original son los bosques tropicales poblados de grandes árboles y bañados por una atmósfera húmeda donde las temperaturas no descienden por debajo de 20°C. Se trata de una planta herbácea vivaz realmente imponente, que se desarrolla a partir de un rizoma tuberoso, formando un cormo escamoso, cubierto por una piel gruesa. La planta adulta alcanzará  50 cm a 5 m de altura y 90 cm a 2 m de diámetro, según las condiciones de cultivo. En maceta, rara vez supera  2 m de altura. Forma un manojo erguido del que se elevan largos pecíolos carnosos que llevan inmensas hojas de color verde claro, gruesas e inclinadas hacia el exterior, pudiendo alcanzar  2 m de longitud por 40 cm de ancho. Con forma de corazón, la lámina foliar está surcada por venas profundas, a veces aparecen algunos pequeños recortes redondeados cerca de la vena central, dibujando patrones aleatorios. La superficie de las hojas deja resbalar el agua. Durante su crecimiento, la planta se ramifica desde la base, lo que le permite mantener su elegancia. Al eliminar una hoja vieja, dos nuevas toman su lugar. La inflorescencia, compuesta por una espata y un espádice amarillo verdoso pálido, de 20 cm de longitud, solo aparece tardíamente en cultivo, en sujetos mayores.

La Alocasia se cultivará en maceta y se guardará en veranda en invierno, su rusticidad eventualmente podría permitirle soportar los climas mediterráneos más suaves. Esta vivaz exuberante aportará  un toque muy exótico, instalada en una zona semisombreada, asociada con bambúes, un cicas, un Tetrapanax papyfera, un plátano o incluso hibiscos. Se impondrá como un punto focal en una decoración contemporánea o exótica, tanto en la terraza, plantada en una gran maceta como en las orillas de un punto de agua. Esta planta voraz se lleva bien con los arúsculos, plátanos o helechos arborescentes cuya magnificencia recuerda los bosques antediluvianos.